domingo

ergo sum

Parece que tenemos una visión bastante nefasta del universo.

Y sí, ¿y qué? No creemos en dios. Vamos. No creemos en la gente, ¿por qué creeríamos en dios?

La frase "no creemos en la gente" así como esta parece recortada de un tabloide amarillista. Que animal. Pero es básicamente eso. No creo en la gente, ni en las palabras, ni en los sentimientos en general. Cuando más profundo, más irreal. Lo único en lo que confío es en el intelecto, esa pericia de la mente, la experiencia, la capacidad de razonamiento.
Racionalizar los sentimientos es peligroso, ya sé. Pero si puedo basar ese raciocinio en lasexperiencias de cada uno, si puedo enmarcarlas dentro del cuadro de cada personalidad, y por último, si logro adoptar e interpretar las acciones bajo estos parámetros, soy perfectamente capaz de comprender, si bien en un nivel superficial, como funciona la mente de las personas.

Somos altamente empáticos, seguro. Pero desde un punto de vista casi exclusivamente intelectual, no sentimental. No sé si empatía siga siendo el término apropiado. Tendría que consultar el diccionario.

De la misma forma explico mi profundo interés por las religiones (y digo religiones), no por la creencia en sí, no tiene nada que ver con la fe o la religiosidad. Es el aspecto sociocultural, el impacto que genera en una comunidad, y el impulso que inicialmente le dio origen. El punto de vista científico, si se quiere.

A ver. Si la pregunta es puntualmente si creo en dios, la respuesta llana y simple es No. Y la respuesta más acertada y compleja es, creo en muchos dioses. De hecho, en todos los que existen. No importa si son reales o no. Fueron concebidos, ergo existen. El concepto de existencia es indiscutible. Pero no como entidades sobrenaturales, sino como fenómenos socioculturales. No es un ser superior a mí (vamos, ¿quién puede ser superior a mí, si el universo lo defino yo, como humanidad, de acuerdo a mis términos?), es una entidad que puedo crear y elijo crear para explicar lo inexplicable y aligerar el peso de mi ignorancia. Dios no es principio ni es fin; es un método que cada uno aplica a conveniencia, y en eso estiba su complejidad.

Y finalmente, como dicen por ahí, Quien cree en todo no cree en nada. Lo único de lo que estamos seguros es de que existimos. Incluso aunque no estemos realmente vivos. Lo demás es relleno, alimento para las mentes ociosas como la mía. Ese famoso concepto aurelianista, el Todo se sabe.

COGITO ERGO SUM




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